3 casos de vampiros reales que sacudieron al mundo

¿Crees que los vampiros no existen? Pues bueno, podemos decir que no existen en la actualidad, y que de hecho, la mayoría de las historias que se cuentan sobre ellos, como los poderes que se les atribuyen son falsos. Sin embargo, eso no significa necesariamente que la historia no conozca de escalofriantes casos de vampiros, o al menos personas a las que les agradaba la sangre de los demás, literalmente.

En efecto, a día de hoy podemos encontrarnos con todo tipo de producciones que toman la temática de los vampiros para envolverlas en historias de amor que atrapen a las adolescentes, y sin embargo, no todos los casos de vampirismo pueden ser tomados a la ligera, pues la sola idea de que un siniestro ser se tome la sangre de sus víctimas ha existido desde hace cientos de años, y no casualmente.

Por eso mismo, en este caso en especial queremos dejar de lado todos los mitos acerca del vampirismo que seguirán llenando salas de cine y colmando librerías, para centrarnos en el conocimiento puro y real de algunos de los casos de "chupasangres" más famosos de la historia, personas que en verdad disfrutaban de tomarse los fluidos sanguíneos de cada una de sus víctimas, y que dieron lugar a historias tan clásicas como la de Drácula.

Vampiros reales 1

Jure Grando

Aunque posiblemente es difícil establecer a lo largo de la historia del mundo, quién fue el primer aficionado a tomarse la sangre de otra persona, Jure Grando es considerado por muchos como "el primer vampiro". Su historia se desarrolla en lo que hoy son los territorios de Croacia, Eslovenia e Italia, más concretamente pudiendo ser situado en la península de Istria, donde trabajaba como campesino.

Siendo considerado por muchos historiadores como el primer vampiro de la historia, está claro que Jure Grando fue uno de los personajes que ayudó a instalar en todo el mundo la idea de vampirismo, y con ella, las sucesivas narraciones que fueron apareciendo. Lo curioso de su caso, es que de alguna forma se cree que volvió de la muerte, o al menos eso es lo que contaban los pobladores locales.

Sucede que Jure Grando había fallecido, según las documentaciones de la zona, en el año 1656, y sin embargo durante al menos una década más, se siguió apareciendo en situaciones horrorosas a muchos de sus vecinos. Justamente los pobladores locales comenzaron a llamarle "el strigon", lo que podría traducirse como "el vampiro", porque solía acosarles de noche, incluso cuando todo el mundo aseguraba que estaba muerto.

Pero lo peor de la historia de Jure Grando es que solía golpear las puertas por las noches, y cuando a la mañana siguiente la familia que allí habitaba comenzaba el día, siempre encontraba a uno de sus integrados fallecido. Ante la recurrencia de la situación que había afectado a buena parte del pueblo, muchos vecinos comenzaron a acusar a nuestro protagonista, incluso los sacerdotes locales.

Para asegurarse de que los ataques no volverían a ocurrir, un representante religioso junto con muchos de los campesinos locales se acercaron hasta la tumba en la que supuestamente yacía el cuerpo descompuesto de Jure Grando, al que se retiró de su ataúd para cortarle la cabeza, y la terrible historia cuenta que antes de proceder a semejante castigo, del cadáver brotaron algunas lágrimas de dolor.

Vampiros reales 2

Elizabeth Bathory

Si la figura de un solitario campesino que parece volver de la muerte tiene muchos de los ingredientes necesarios para el comienzo de una historia de terror, no podemos perder de vista luego que hay otros casos menos "clásicos" de vampirismo. Elizabeth Bathory, "la condesa sangrienta" como se la conocía, es la protagonista del segundo relato real de vampiros que no deberías dejar de conocer.

Su historia transcurre en la Hungría de pleno siglo XVI, en la que eran habituales los grados de nobleza, y por eso Elizabeth (Erzsebet) Bathory solía pasearse orgullosa mostrando su relevancia en medio de la sociedad local. Sin embargo, detrás de esa imagen altanera y soberbia, se escondía una personalidad oscura, una de las asesinas más despiadadas de la historia y uno de los relatos más impresionantes sobre vampirismo.

Elizabeth es de hecho, la mujer con más crímenes de la historia de la humanidad de la cual se tienen registros en la historia moderna. Los pocos documentos que datan de la época sostienen que era una obsesiva de la juventud y de la belleza, y que tenía como único objetivo en su vida buscar la eternidad, por lo que agotó todas las instancias posibles para conseguir que la muerte nunca le alcanzara.

Aunque distintas investigaciones sugieren que la condesa, con ayuda de sus súbditos, fue la culpable de más de 650 muertes, para su distinción de "la mujer más asesina de la historia" le bastan los 80 homicidos que se han confirmado oficialmente. La historia cuenta que sus víctimas solían ser las muchachas locales, cuanto más hermosas mejor, a las que desmembraba para quitarles toda su sangre y luego bañarse en ella, ya que creía que la sangre joven podía mantenerla en un estado inmaculado, más allá de que no todos los investigadores coinciden en este último punto.

Sin embargo, con el paso del tiempo y los crecientes rumores acerca de las terribles aficiones de la condesa, fue llevada a juicio, y con las contundentes pruebas en su contra, condenada a ser "emparedada viva", un castigo común por la época que consistía en colocar a la persona entre muros, con el suficiente espacio para que le entre comida y aire, pero para absolutamente nada más, hasta que esas condiciones acabaran con su vida. Y por supuesto, ese fue el final de la "condesa sangrienta".

Vampiros reales 3

Vlad Tepes

Pero si vamos a hablar de historias impactantes de "vampiros reales", no quedan dudas de que Vlad Tepes se lleva todos los flashes, al punto de ser quien se cree, inspiró la historia de Drácula, que fue escrita por el célebre Bram Stocker. "El empalador", como se le conocía, se hizo famoso posteriormente con la ficcionalización de su historia, pero no podemos perder de vista que fue un criminal despiadado, amante de la sangre de sus víctimas.

Vlad III, pues parece que la cosa va de gente de alta alcurnia, era un príncipe de la región de Valaquia (Rumania), destacado entre los pobladores locales por sus logros militares, que durante años escondieron sus terribles anhelos. Aunque Vlad se convirtió al catolicismo en algún momento de su vida antes de volverse tristemente célebre, eso no le evitó llevar a cabo muchos de sus macabros planes.

Héroe de la liberación rumana que luchó contra los imperios alemanes, húngaro y turco, Vlad Tepes no dejaba de ser un sanguinario a quien su buena reputación le sirvió para perpetrar terribles crímenes contra muchos de sus vecinos. Con el poder que le otorgaba su posición y sus logros, era despiadado con todos aquellos que osaban desobedecer sus órdenes, castígándolos de las formas más crueles posible.

Justamente, no por nada se ganó el mote de empalador, y es que desarrolló una forma de castigo que muchos historiadores consideran era su preferida, la que consistía básicamente en colocar un palo en el recto de sus enemigos. Luego, la víctima era subida a una altura de más de tres metros, donde por el propio peso de su cuerpo, agonizaba durante días ante la atenta mirada de este vil caballero.

Por supuesto, Vlad Tepes a veces se aburría de su castigo predilecto, y entonces comenzaba a probar suerte con otros, entre los que tenemos que mencionar por ejemplo los empalamientos, las incineraciones, las disecciones, los desmembramientos y los desangres de sus distintas víctimas, que podían pertenecer a sus propios mandos de batalla, como también a los enemigos que acababa de capturar, indistintamente.

¿Y por qué Vlad era tan despiadado? Según se cuenta, nuestro personaje era así de cruel porque pretendía que todo el mundo conociera de sus "hazañas" y sus enemigos las comentaran para que su nombre se acrecentara como su leyenda. Por supuesto, si quería ganarse un lugar en la historia lo ha hecho, y ahora, te acordarás de él cada vez que vuelvas a escuchar sobre el famoso Conde Drácula.

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